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¿Estaba el sistema educativo del Ecuador preparado para enfrentar la pandemia de covid-19?

Actualizado: 28 jun. 2020

La pandemia del virus covid-19,[1] situación emergente y extraordinaria, ha impactado en un primer momento en la ejecución y culminación del año escolar de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de las regiones Sierra y Amazonía del Ecuador: desde el 12 de marzo se suspendieron las clases presenciales y la Ministra de Educación dispuso terminarlas, como lo establece el cronograma, el 30 de junio del 2020 en modalidad virtual.[2]


El Observatorio Social del Ecuador, organización de la sociedad civil que desde el 2001 realiza el monitoreo al cumplimiento de los derechos de la niñez y adolescencia en el Ecuador, llama la atención sobre la desigualdad que este grupo de población enfrenta hoy como consecuencia de la pandemia global del Covid-19 en el acceso al derecho a la educación.

Ecuador se caracteriza por altos porcentajes de acceso a la educación presencial de la niñez y adolescencia, ello debería suponer también que las medidas que se tomen para enfrentar la pandemia en el caso de la educación lleguen a altos porcentajes de este grupo de edad. El gráfico No. 1 refiere que desde el 2013 la tasa neta de asistencia (grado o curso que corresponde a la edad) a la Educación General Básica (10 años) en niñas y niños de 5 a 14 años llegaba al 96% y en el 2019 desciende al 95%. Mientras que la tasa bruta (el grado o año que cursan sin importar la edad) es del 100%.


Fuente: INEC-ENEMDU (2003-2019) | Elaborado por: OSE, 2020.


Por otra parte, el acceso al bachillerato es menor que el de la educación básica. La tasa neta de asistencia llega en el 2019 al 71%, luego de escalar desde el 42% en el 2003, es decir, 30 puntos porcentuales, un aumento significativo y un logro progresivo en materia de derechos de niñas, niños y adolescentes en Ecuador, como se aprecia en el gráfico No. 2, aunque aún con una brecha importante por reducir.


Fuente: INEC-ENEMDU (2003-2019) | Elaborado por: OSE, 2020.


En este contexto, la continuidad del ciclo escolar debe considerar cómo llegar –a pesar de la pandemia– a un número de casi 4,4 millones de estudiantes a nivel nacional quienes, según información de la Ministra de Educación, están en planteles fiscales, municipales, fiscomisionales y privados. 2 millones estudian en la Sierra y Amazonía y los otros 2.4 millones en las regiones Costa y Galápagos. Además, el 21 de abril anunció que las clases para el régimen Costa y Galápagos se aplazarán e iniciarán el 1 de junio de 2020 de manera no presencial en las unidades educativas fiscales, fiscomisionales, municipales, particulares y en los bachilleratos internacionales.[3]


Adicionalmente, el viernes 24 de abril tanto la Ministra de Gobierno como el Presidente señalaron que el próximo 4 de mayo se pasaría de una primera fase de aislamiento –que se sostiene en un estado de excepción, con fuertes restricciones a la movilidad y toque de queda de 17 horas– a otra fase de distanciamiento social que implicará el aligeramiento de esas medidas de acuerdo con la situación de cada cantón, bajo la responsabilidad de los Alcaldes de los 221 cantones, a partir de indicadores que hasta el momento no se han hecho públicos. De ese modo, se prevé que la sociedad ecutoriana retome de manera paulatina las actividades económicas cotidianas, con excepción de las actividades educativas que continuarán desde casa. En ese contexto resulta pertinente realizar las siguientes preguntas:


Si la medida óptima para prevenir el contagio ha sido el “quédate en casa” y estudia vía modalidad virtual, ¿qué porcentaje de niños, niñas y adolescentes acceden a internet en su hogar?


De acuerdo a la Encuesta del INEC, ENEMDU de 2017, la mitad de las niñas, niños y adolescentes que viven en Ecuador (52%) tienen acceso a internet en su hogar. Sin embargo se aprecian diferencias significativas al desagregar esta información de acuerdo con la región, la autoidentificación étnica y la situación socio-económica. Así, en el area urbana el 62% tiene acceso al internet y en el área rural el 31%. Por otra parte, el 57% de la niñez y adolescencia mestiza tiene este acceso; el 40% de la afrodescendiente, el 39% de la montubia y el 15% de la indígena. Y dentro de la población indígena, el acceso a internet cae al 7% en el área rural. Además, en el caso de la población no pobre llega al 61% mientras que en la población empobrecida del Ecuador es del 26%.


Surge otra pregunta, ¿qué se va a hacer respecto del 48% de niñas, niños y adolescentes que no tiene acceso a internet en sus hogares?


Dado que sólo 5 de cada 10 niñas, niños y adolescentes tienen acceso a internet y que, aquellos que viven en zonas rurales, particularmente la población indígena, está en situación aún más grave, es evidente que el Gobierno Ecuatoriano debe invertir y dirigir una buena parte de sus esfuerzos para impartir contenido educativo adaptado a la realidad a través de la radio y la televisión, puesto que el 88% de la niñez y adolescencia accede a la televisión, una brecha significativamente menor a la detectada para el caso del internet.


El 95% de las niñas, niños y adolescentes que viven en el área urbana y el 76% del área rural tienen televisión. Así mismo, el 55% de niños indígenas, el 87% de los montubios, el 93% de los afrodescendientes y el 93% de los mestizos tienen este acceso. Incluso, el 74% de los hogares pobres tienene acceso mientras que en los hogares no pobres asciende al 94%. Así la brecha es significativamente menor que la del internet y por lo tanto, sería más efectivo para el Estado utilizar este medio, ampliar esta cobertura y garantizar el acceso a la educación.


En efecto, la Ministra de Educación ha anunciado que para la enseñanza en modalidad virtual se utilizará la TV, la radio y otros medios informáticos. Sin embargo, Andrés Bedón, Director Nacional de Tecnologías para la educación del Ministerio de Educación precisó el 23 de marzo que la plataforma digital estatal –que requiere de acceso a internet– llegaría al 10% del total de estudiantes; el 80% lo cubriría la radio y televisión y para el restante 10% se imprimirá y se entregaría cada quince días el contenido escolar con las actividades organizadas por día, por asignatura y para cada nivel.[4] Por su parte, las Subsecretarias María Fernanda Crespo y Doris Guamán el 8 de abril indicaron que los programas de radio y televisión contienen refuerzos académicos y actividades lúdicas.[5]


También se ha informado que se ha habilitado el acceso a un canal digital que está activo las 24 horas del día –que depende de que las y los estudiantes tengan acceso a internet– y que los programas se transmiten en 160 canales con cobertura local, regional y nacional, de lunes a viernes, de 15:00 a 16:00, sin cortes comerciales. Asimismo, unas mil radiodifusoras y radios de cobertura nacional, regional y comunitaria difunden esos programas. [6]


¿Qué es lo que las niñas, niños y adolescentes están recibiendo en estas sesiones?


Según un comunicado emitido por el Ministerio de Educación, los programas de radio y televisión son complementarios a los recursos virtuales disponibles en la plataforma que esta cartera de Estado habilitó a raíz de la emergencia sanitaria a causa del covid-19.[7] Así, el Ministerio reconoce que los contenidos audiovisuales en radio y televisión no incluyen todas las actividades de aprendizaje planificadas en el curriculum escolar de este año, sino sólo actividades lúdicas y de refuerzo estudiantil.


En consecuencia, enfrentamos un problema: no es suficiente que se use la radio y la televisión. Para que su impacto sea efectivo, se debió tener como parte de un plan emergente, una metodología de aprendizaje que adapte el currículo planificado para cada año escolar a esa modalidad junto con docentes capacitados que puedan operar de esta manera para construir programas de radio y televisión, para guiar a las niñas, niños y adolescentes a adaptarse a esta modalidad audiovisual mientras dure una medida emergente.


Entonces surge la pregunta más relevante ¿la epidemia nos sorprendió a todos o el país no estuvo preparado?


El hecho de que la pandemia global de covid-19 haya sido sorpresiva en términos del nivel de contagio, falta de cura y su tasa de letalidad, no puede ser el argumento suficiente para que las medidas que se adopten para enfrentarla aumenten desproporcionadamente el impacto ya generado por la pandemia, menos aún que afecten gravemente a los hogares de niñas, niños y adolescentes pobres, de sectores rurales y de la población indígena y afrodescendiente. Es necesario preguntarnos si el país estaba preparado para afrontar una situación extraordinaria como la que se vive en estos momentos, mas aún cuando hace 4 años, el terremoto de abril ya alertó de varias deficiencias en el sistema educativo para afrontar una situación emergente que provoque la suspensión de clases presenciales.


Al respecto, el Banco Mundial (BM) ha realizado un seguimiento de cómo los países utilizan la tecnología en la educación (lo que incluye internet, pero también radio o televisión) para dar apoyo al aprendizaje remoto durante la pandemia. Emanuela Di Gropello, gerente del área de educación del BM para Latinoamérica y el Caribe refiere que cuatro países se destacan en América aplicando distintas estrategias, “a menudo implementadas con rapidez y objetivos claros, que se han apoyado en desarrollos previos que estos países ya tenían". Estos países son: Uruguay, México, Colombia y Chile. En el caso de Uruguay, este país "dedicó muchos años a garantizar la conectividad y el acceso a herramientas digitales para la comunidad educativa, incluso con apoyo suficiente para su uso". Desde hace más de una década que Uruguay implementa el Plan Ceibal, una iniciativa gubernamental famosa por haber sido pionera en la entrega de una laptop a cada alumno en las escuelas públicas señala el experto.[8]


El terremoto del 2016 y sus impactos no nos sirvió para desarrollar una cultura de la prevención ni en salud ni en educación. El sistema educativo reacciona a los imprevistos y por tanto, no es el resultado de un proceso de reflexión y de diseño de políticas públicas de Estado, no ligadas a los Ministros o a los gobiernos de turno. Esto debe ser –una vez más– uno de los aprendizajes de la pandemia ya que el terremoto no logró crear esta sensibilidad y compromiso.


Urge que el Ministerio de Educación y con todos los recursos disponibles construya un Plan que, entre otras cosas, debería (con el apoyo del sector privado) ampliar la cobertura de radio y televisón para acortar la brecha de acceso en el sector rural del país, a la par que se debería construir un currículo adaptado y programas educativos que permitan a las y los estudiantes sostener un proceso de estudio y no sólo restringirlo a actividades lúdicas y de refuerzo escolar. Esto conlleva la formación de los docentes para estas modalidades sin perder de vista la calidad educativa. Además, se deberá incluir una fase de evaluación del año lectivo octubre 2019-junio 2020 para el régimen Sierra y Amazonía así como del año lectivo abril-diciembre 2020 (aplazado), que permita construir un proceso de recuperación posterior cuando la modalidad presencial se retome.


Finalmente, este plan deberá responder, al menos, tres preguntas adicionales ¿Qué estrategia se planteó y se puso en marcha para los niños, niñas y adolescentes de instituciones educativas fiscales con oferta intercultural bilingüe en los circuitos con población mayoritaria de un pueblo o nacionalidad indígena?; ¿qué estrategia se planteó y se puso en marcha para los niños, niñas y adolescentes con discapacidad?; ¿cómo se plantea resolver la tensión entre el paulatino retorno a las actividades productivas y millones de niños, niñas y adolescentes que deberán quedarse en casa, en un país en el que los trabajos de cuidado está a cargo de la familia, fundamentalmente de decenas de miles de mujeres que trabajan con o sin remuneración?



 

Para citar este artículo: Margarita Velasco, Jesus Tapia y Francisco Hurtado. 2020. ¿Estaba el sistema educativo del Ecuador preparado para enfrentar la pandemia de covid-19?. Quito: Observatorio Social del Ecuador. Disponible en: https://www.covid19ecuador.org/analisis


 

Notas al pie:

[1] Denominación oficial de la Organización Mundial de la Salud o SARS-CoV-2 denominación del Comité Internacional de Taxonomía de Virus. Así se evita los estigmas referidos a un país, región, individuo o grupo de personas o un animal. [2] (Entrevista a Monserrat Creamer, TVC, transmitida en la noche de este martes 7 de abril del 2020, citada por Diario El Comercio, disponible en: https://www.elcomercio.com/actualidad/ano-escolar-regimen-sierra-covid19.html [3] Ministerio de Educación, 21 de abril. En: https://educacion.gob.ec/comunicado-oficial-las-clases-en-el-regimen-costa-galapagos-2020-2021-iniciaran-el-01-de-junio-de-2020-de-manera-no-presencial/ [4] Andrés Bedón, director nacional de tecnologías para la educación del Ministerio de Educación, marzo 23. El Universo. Encontrado en: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/03/23/nota/7791750/internet-radio-television-fichas-impresas-se-trata-educar [5] . Algunos de estos programas son: Veo Veo, [6] Diario El Universo, 27 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.eluniverso.com/guayaquil/2020/03/27/nota/7797042/programas-educa-complemetan-aprendizaje-virtual-segun-ministerio. [7] Ministerio de Educación, marzo 2020. Encontrado en: https://recursos2.educacion.gob.ec/ [8] BBC Mundo, 24 de abril. Coronavirus: 4 países de América Latina que lograron aplicar estrategias exitosas de educación a distancia ante la pandemia. Encontrado en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52375867

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